miércoles, noviembre 19, 2008

Viajando con un deportado

Sí, mis queridas y queridos lectores; he vuelto a viajar a la Península Ibérica... a mi querida Catalunya... Tantos recuerdos, nostalgias y la felicidad de poder re-encontrarme con taaantas personas queridas, caminar por sus calles ---en el pasado, mis calles--- y rememorar momentos in-olvidables.

Hoy fui por cuestiones de trabajo, pero hoy no voy a hablar de esto, pues no es el sitio ni el lugar para ello. Hoy voy a hablar de nuevas travesías, nuevos hallazgos y el cómo uno se enfrenta a sus propios miedos y contra-dicciones.

En todo viaje hay nuevos des-cubrimientos, o nuevas travesías; esta vez, me tocó a mí ser un poco de guía turística; digo un poco, porque me encontré en mi segunda semana con mis queridos amigos DanielaL. y ClaudioC., quienes viajaron a Barcelona a un magno evento, el lanzamiento de su libro, Puede ser un Buen Día. Y bueno, me tocó llevarlos por la ciudad y explicarles datos domésticos de cómo moverse por la ciudad condal, dónde están las "picadas" y los lugares "top". También, con ellos fui a la Fundación Miró, deuda pendiente que tenía conmigo misma, pues no sé si lo he comentado antes, a mí me encanta la pintura y Miró es uno de mis favoritos. Pero hoy NO voy a hablar nada de esto si no de lo que me pasó en el viaje de regreso...

Como siempre en los últimos viajes ---he tenido la suerte de ir cada año desde que volví a Chile en agosto de 2003--- traigo muuuchos libros, esta vez traía para la Escuela de Periodismo en la cual trabajo. Ya me habían hecho sacar cosas en el Prat de Llobregat (aeropuerto), pues mi maleta pesaba 27 kilos y los aceptables son 22. Por lo tanto, tuve que dejar mis queridos magazines y algunas revistas. En fin, nada trascendental... Pero para que en el segundo control pasara todo "piola" eché libros y revistas en mi bolso de mano, mochila del notebook... hasta en el bolso de la cámara de fotos.
Por lo mismo, es que me pongo de las primeras en la fila detrás de las familias con bebés y de las personas en silla de ruedas, con el fin de "asegurarme" y poder dejar mis pesados bolsos de mano en los maleteros de equipaje de mano; en buen chileno, tenía "que acabronarme" con un maletero solo para mí...

Ahí estaba esperando que pasaran por la manga del avión las personas más débiles, cuando me fijo que en la loza del aeropuerto había un auto policial, desde donde bajaban a un hombre en pantalones cortos (tipo pescadores) con una bolsa de supermercado en sus manos, como si fuera un polizón. Luego me fijo, que por una escalera alternativa lo están subiendo al avión escoltado. Veo que los policías hablan con la gente de la tripulación...
Y ahí yo imagino (durante unas milésimas de segundos)... Esto se está pareciendo a una escena de Lost: Señora en silla de ruedas (Locke), reo (Kate), un cura (Sr. Eko) y una monja que iban detrás mío... Ahora lo único que falta es que quedemos perdidos en una isla cerca del Caribe... ¿Y yo seré como Jack...?

(Vuelta a la realidad)

POLI: (con voz golpeada)¿Quiere irse hoy como persona en este avión? ¿O mañana como animal, esposado y escoltado por dos policías?
HOMBRE:(mirando hacia el suelo) ... ...
POLI: ¡Hombre!, le repito, ¿prefiere irse hoy como persona o mañana como animal? Usted decide...
HOMBRE:... ... (asiente con la cabeza)
POLI:¡Ha hecho bien!...

Mientras tanto, yo miro a la monja y al cura quienes cuchicheaban entre sí; y pienso qué habrá hecho este hombre... ¿Será chileno? ¿En una de esas me toca sentarme al lado de él?

Pensado (dicho) y hecho!!!

Esta historia continuará...