Columna y otros motes con huesillos: "Vivir con 10 y/o mi afición por las teleseries(1)"

Esta semana terminó la primera teleserie producida y grabada por Chilevisión y con este hecho me vinieron a la mente un par de reflexiones.

Primero, y creo que no lo he dicho antes, me declaro una asidua consumidora de telenovelas o culebrones latinoamericanos (2), las que más me fascinan son las brasileñas. Desde que tengo uso de razón las he visto: “Pinina”, “Angelitos Negros”, después recuerdo algunas donde el Puma Rodríguez era el protagonista principal, y a mí me encantaba él… horror, ¡¡¡qué chusca!!!

Más adelante vinieron las brasileñas, solía verlas más en vacaciones de invierno y de verano acostada en la cama junto a mi mamá. Mientras ella dormía la siest a, yo no pestañaba para que no se me escapara ningún detalle, pues después debía contarle con lujo de detalles el capítulo en cuestión. La que más recuerdo de esa época fue “La esclava Isaura” (primera versión).

Luego, vinieron las chilenas, obviamente “La Madrastra” fue la primera que me cautivó. Creo que al principio en mi curso (sexto básico) era la única que seguía los dramas de Jael Unger. Hasta que mi gusto se impuso al de “Música Libre” (segunda versión); y todos mis compañer@s al otro día comentaban y tratábamos de descubrir ¿quién mató a Patricia?

Con el tiempo comenzaron las de Televisión Nacional con temas locales y de identidad(es) cultural(es): “Oro Verde”, “Iorana”. Mi preferida fue “La Fiera”; de ahí salió el sobrenombre con el cual bautizamos a la señora de mi papá, “La Joyita”, pues su historia del personaje se parecía demasiado a su propia historia (3). Ella hasta el día de hoy no tiene idea que todos en la familia la llamamos así, jajajjaj!!!

También recuerdo las de la noche, para mayores, cómo perderme “Pantanal”, me encantaba por la sensualidad que transmitían sus personajes. Y aunque me quedara hasta las tantas de la mañana no me perdía ningún capítulo, asumiendo que al otro día mis clases de profesora practicante serían bajo la didáctica de la “pedagogía del umbral”.

Después del elipsis de Barcelona, no había enganchado con ninguna. ¡¡¡Sí!!! No vi “Machos”!!! Pues me perdí la primera parte, pues estaba “disfrutando de mis últimos días en Cataluña. Obviamente, no me perdí el final, porque constaté que era un fenómeno social –similar al vivido con el último capítulo de “La Madrastra”- y por ende, no podía permanecer al margen.

Sólo hasta que este verano comencé a seguir “Vivir con 10”, al principio no me convencía mucho y la veía un par de veces a la semana y así lograba no perder el hilo de la trama. Pero cuando iban sucediendo tantos hechos sorprendentes cada día, me enganché; incluso llegué a cambiar mi horario del gimnasio para no perderme ningún capítulo.

Me he preguntado por qué me enganché tanto, principalmente, por lo caricaturesco de algunos personajes, me he reído de algun@s demasiado durante estos meses; mis preferidos en esta categoría eran la Máxima y el Lucho. La primera es una exageración de un montón de mujeres que abundan a nuestro alrededor, y la verdad es que me he acordado de un par de personas que conozco. Me fascinaba cuando decía “lliiindo” y cuando le ponía apodos taaan estúpidos a sus novios: “Chiki_chichi”, “Pikachú”. El Lucho por lo “chusco”, me encanta, es que nadieN puede ser taaan picante, y le sale genial por lo natural. No como los personajes de la telenovela “Corazón de María”.

Además, han sido personajes que crecieron a lo largo de la teleserie. Pues, la Máxima de ser más tonta que una puerta pasó a enfrentar a su madre y a develar uno de los secretos más importantes de la familia. El Lucho de ser un mequetrefe pasó a convertirse o redimirse, primero por la religión y luego por el amor de una mujer inalcanzable, la Máxima.

Para que decir algo a propósito de la actuación de Willy Semler, pues es un actor consagrado, que da lecciones a todos aquellos que osen subirse a las tablas o a los estudios de grabación de telenovelas.

Obviamente hubo cosas que nunca me convencieron como por ejemplo, ¿cómo una pendeja de 15 años tuvo en jaque a toda su familia a lo largo de casi toda la teleserie? ¿O será acaso que ahora las nuevas generaciones son más inteligentes que las anteriores?

¿Cómo y por qué las mujeres en las teleseries se embarazan taaan rápido? ¿Por qué nunca o casi nunca los personajes usan la misma ropa? Y eso que suponía que la mitad de estos estaban endeudados hasta al cuello o en la quiebra.

Ahora que se terminó la extrañaré, claro que quedará en mi memoria como una de mis teleseries favoritas. Y estaré esperando la nueva producción del primer semestre del 2008.

(1) Mis aficiones o como Edgar Morín los llama en su texto Mis Demonios, o sea, las cosas que me han obsesionado desde que tengo uso (y abuso) de razón.
(2) Cuyos antecedentes más cercanos son las novelas rosas; también son conocidas como culebrones en Europa y cuyo referente en los EEUU serían las "soap operas".
(3) Con este hecho pude constatar en carne propia ese dicho: "Las historias de esta teleserie pertenecen a la ficción y si coinciden con la realidad es pura coincidencia", jajajaj!!!