jueves, febrero 08, 2007

Receso estival

Mi idea es dejar las últimas imágenes o impresiones antes de irme a descansar por ahí... por ahí...

1. Lástima que las primeras, corresponden al desastre ocurrido en Valparaíso el sábado pasado, lo que me lleva a reflexionar si como comunidad, sociedad y/o país estamos preparados para cuidar un patrimonio del mundo ¿Ah?
2. Último carrete, con mis amigos, de despedida en este hogar de Huamaxuco s/n, que al regreso ya no será más mi nido. Lo bueno es que me mudaré a otro departamento por aquí cerca, el doble de grande, donde podré instalarme con todas mis cosas, y por fin, podré sacar de sus cajas mis queridos y entrañables libros de literatura, de arte, entre otros. Ah! Y también tendré pieza para las visitas.
3. Y por último, lo esencial de mi equipaje estival: un par de libros sobre Turquía y el Imperio otomano, mi libreta de anotaciones, el mp3 y mi música favorita, las bebidas y fruta preferidas, y finalmente, las matruskas, como metáfora de lo lúdico, es decir, ¡¡¡VACACIONES!!! ¡¡¡Ehhhhhh!!!

Saludos a todos y nos vemos a la vuelta,
Desde Huamaxuco s/n a horas de partir.
Ah! Y mis más sinceros agradecimientos al Hotel Gala, que me ha permitido conectarme gratis a la Interlent, durante estos 8 meses, Viva el WIFI!!!! Jajajjajja!!!

jueves, febrero 01, 2007

CONFESIONARIO O LO QUE MÁS ODIÉ EN LA INFANCIA: ¡¡¡LAS LAVATIVAS!!!

He de confesar… que durante la mitad de mi vida sufrí de estreñimiento; ¡vaya tema! Creo que tiene que ver con el ocio del verano.

Y esto me trajo varias complicaciones y retorcijones de guata, no por el estreñimiento en sí, sino que producto de los remedios para atacarlo…

He de confesar también, que tuve una mamá (Q.E.P.D.) aficionada a la fitoterapia[1]. En consecuencia, en mi más tierna infancia conocí muy de cerca y por detroit los lavados o lavativas.Como dicen por ahí… que la mente con el tiempo sólo recuerda las cosas buenas, por ende, estos tratamientos los había borrado casi completamente de mi memoria, hasta que mi hermano mayor, el Peri, me sugirió que escribiera un post sobre este tema.

La verdad es que me daba un poco de vergüenza y pudor, pero como la hiperventilación la lleva este verano, ahí va la confesión…

Como les decía he padecido de estreñimiento la mitad de mi existencia. Recuerdo ocasiones en que llegué a pasar casi una semana y más días sin obrar[2], es decir, sin cagar, ¡¡¡ufff!!! Pobres intestinos. Sobre todo en viajes: de vacaciones de verano y de invierno invitada por tíos, primos o amigas, etc.

Cuento corto, mi mamá controlaba muy de cerca esta conducta biológica, y al primer síntoma de fiebre o dolor de guata me hacía la pregunta de rigor:

-¿Has hecho caca?
- Sole niña (mintiendo): sí que hice, pero no me acuerdo cuándo.

…Y ahí empezaba el martirio… Mi mamá en un dos por tres y en un tres por dos preparaba el lavado ad hoc y yo mientras tanto me arrancaba hasta el fondo del patio.

-¡Solcita! ¡Solcita! –oía, mientras me ocultaba en mi escondite favorito arriba de un nogal-; es por tu bien, bla, bla, bla…

Cuando lograba encontrarme, me empujaba al segundo piso de la casa y me recostaba en su cama de medio lado (v. imagen)… Yo cuando veía el recipiente y sentía el olor a manzanilla y otras hierbas, fruncía mis cachetes que no eran, precisamente, los de la cara, jajajja!!!
Ahí seguía el suplicio… sentía poco a poco como el agua tibia recorría mis intestinos y comenzaban los retorcijones de tripas… - ¡Mamá! ¡Mamá! Ya no aguanto más… ¡Por fi! Déjame ir al baño…
- ¡Solcita! Si no llevas casi nada, te queda tan sólo la mitad…

Y yo mientras tanto… venga, apretando los dientes y los cachetes para no dejar… literalmente la cagada…

Después cuando ya no daba más me iba corriendo al baño y la explosión de mis intestinos se sentía en toda la cuadra de la 1 Oriente (entre 5 y 6 norte). Claro, que era una explosión con olor a manzanilla… Luego, venía el descanso… y el alivio…

…Con los años aprendí a buscar remedios menos tortuosos a mi estreñimiento[3], los cuales eran muy sencillos, pues pasaba por ordenar mis comidas y ponerle atención al llamado de mis tripas. ¡Ah! Y lo más importante, dejar de tenerle miedo (asco) a los baños[4]

En fin, eso fue lo que más odié en mi infancia ¿Y para ustedes que fue lo más odiado? ¿Ah?


[1] Personajes míticos de Hollywood también han sido asiduos a estos tratamientos de medicina alternativa, como es el caso de la genial Marilyn Monroe.
[2] Me río de este eufemismo tan chileno, pa’ no decir con todas sus letras, c-a-g-a-r, la cual era por mí muy escuchada en mis constantes visitas al pediatra.
[3] El 73% de las mujeres chilenas sufren de estreñimiento.
[4] Del colegio, de la universidad, del trabajo, de la casa de mis amigos, etc.